Gracias!
29 Abr
Yo se que nada ni nadie te va a reemplazar, que todos estos años juntos fueron de lo mejor y que gracias a vos descubrí, redescubrí y aprendí un sinfín de cosas que de otra manera hubiesen sido desconocidas eternamente.
Nos pasamos muchas horas acompañandonos, demasiados días pegados y tantas madrugadas en vela juntos, como el buen equipo que fuimos siempre, como la pareja perfecta que siempre quisimos ser y que en estos momentos en el que estas ausente me doy cuenta que en cierta medida lo logramos.
Fui muy feliz contigo, bastante feliz y ¿sabes? Lo sigo siendo, porque una relación como la que tuvimos no la tiene nadie, despertar y ver tu brillo era la razón para levantarse de la cucha, escuchar como trabajabas era la melodía más dulce que escuche desde la última vez que nací. Estos son recuerdos que suben, se instalan en mi cabeza para luego bajar y hospedarse eternamente en el alma.
Son recuerdos, lastimosamente son recuerdos. Desde esto ya no me gusta la palabra recuerdo, porque esta explica y denota un sentimiento de ausencia, de añoranza por lo que paso, por lo que fue y por lo que pudo haber sido.
Me dejaste, todas las fuerzas conspiraron para que lo hagas y nadie se inmuto a complicar esa tediosa e imposible tarea, separarnos era improbable y probablemente un objetivo fallido.
Entonces te arrancaron de raíz de mí, a la fuerza para darte tu eterna calma.
Y lo acepte, no quedaba otra… era una remera de realidad que debía ponerme en algún momento, confieso que ande semidesnudo por un largo rato, buscando soluciones a lo insolucionable, buscando una razón que me cierre aunque la verdadera verdad ya estaba dicha. Fue una gran pérdida de tiempo porque lo hecho raras veces puede deshacerse, lo dicho nunca puede callarse y los que nos dejan para pasar a mejor vida, nunca vuelven.
¿Para qué volver? Si justamente están en mejor vida. Por eso, te perdono y te agradezco por todo.