El Tiempo y La Sociedad
4 Ago
En algún sitio profundo de nuestra enigmática mente siempre surge esa pregunta; no importa que estemos en un momento crucial de nuestras vidas o estemos acostados mirando como doblamos el dedo gordo del pie y riéndonos de lo simpático que pudiesen ser nuestros calcetines.
Pareciera ser una tarea programa de nuestra conciencia, LA CONCIENCIA (aquella voz que nunca podemos callar, que invento divino: la única prueba física de que hay algo más que solo nosotros) y surge la gran duda, desconocimiento y amargura de no saber que somos.
Estos días me detuve a pensar detenidamente que soy para mi familia, que soy para mi pareja, para mis amigos y los más importantes que soy para mí.
Cuando digo “me detuve a pensar” no hablo de minutos u horas antes de dormir, sino días, hasta me fue mal en un examen por eso pero me fue bien y me hizo muy bien el receso mental que me tome.
Vi pasar toda mi vida, desde que era pequeño, llorón e inocente hasta lo que soy ahora. Recordé tantos momentos que me salieron lagrimas, ganas de volver a aquel lugar donde todo era inocencia. Donde podía jugar desde que me levantaba, donde papá y mamá eran mis únicos héroes, donde los hermanos mayores eran los malos pero lastimosamente por planificación divina nada es eterno y a todos alguna vez nos toca despedir a todo eso que nos hacía pensar que la vida era un juego, que papa nos podría bajar la luna y que los malos eran los que estaban bajo mi cama o en ropero.
Era un niño demasiado tierno, me atrevo a decir que era irresistible, era el objeto de los acosos de las compañeras de trabajo de mi madre y de las tías (que mucho sufrí) hasta me pegaba el lujo de elegir a quien dar besos y a quién no.
Y así pasó el tiempo, pasaba mis tardes viendo al gran “Popeye” rescatando a Olivia, descubriendo la ciencia con “El Autobús Mágico”, pensando que no había nada mas malo que “Tom y Jerry” terminara.
Tuve muchos sueños en el transcurso de mis 17 años de vida, soñé ser científico, dibujante, deportista y cantante. Pelee por cada uno de ellos hasta que , con una sobredosis de decepciones. Jugaba bien al futbol, tenía mucha curiosidad científica y considero que escribía muy buenas canciones. Pero el tiempo cambia a las personas, así como las personas cambian al tiempo; hoy todo pasa demasiado rápido y la pregunta que viene con todo esto es:
¿Será que no es demasiado rápido para nosotros? ¿Podremos tener el ritmo que impusimos? ¿o será otro tropiezo de la humanidad?
(otro divague made in gabriu)
de donde copiaste esto gabriu?? jaja es bola… GRAN POUTA!! is so deep men…!!! is amazing!!! YOU GOT MY SUPPORT!!!
mmmmmm no te digo esto solo porque sos mi chonga… pero tenes mucho futuro escribiendo loco!!! te deseo lo mejor… T.Q.M y va en serio (no es joda como siempre te digo xD)
cuando lances tu primer libro… voy a ser el primero en comprar y te digo en serio ehhh!!!!… PPP
La verdad tienes razón, el tiempo nos consume…
Hace unos años estaba jugando a las muñecas y hoy me encuentro terminando el colegio. Sinceramente me siento no preparada como para asumir tantas responsabilidades, el trabajo, la universidad, etc etc…. ¿cómo pasó tan rápido el tiempo? ¿cómo no nos dimos cuenta? ¿porqué no lo aprovechamos al máximo? =( quieroo llorar, soy muy pequeña. Pero bueno, así es la vida, y hay que saber salir adelante…. por eso… trataré de disfrutar más de mi familia y amigos… porque ésta etapa fue y siempre va a ser la más buena!!!!!!!
ah y si eras irresistible =)
gai vos escribiste esho???
tuina.. la joto es chuuulina..
Y si uno se pone a pensar…será que enserio estamos aprovechando cada etapa? Tanto nos apuramos por que nos dejen de considerar uno “niños” y a la hora de la vd te das cuenta de que esa era una etapa cuya felicidad era incomparable no? Felicidad verdadera…la que te hace encontrarle el sentido al dia a dia…segundo por segundo…a no procuparte por las apariencias, el qué diran, las farras, novios, tus papas, “el futuro”…qué epoca che…
¿Te acordás de aquel tiempo en que las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico “Ta-Te-Ti suerte pa-ra mí”?
Se podían detener las cosas cuando se complicaban con un simple “pido gancho!”
Los errores se arreglaban diciendo simplemente “va de nuevo”.
Las discusiones terminaban con un “pan y queso”, o con un “biennnnnnnn!”.
El peor castigo y condena era que te hicieran escribir cien veces “no debo”.
Tener mucho dinero, sólo significaba poder comprar mas provincias jugando al “Estanciero”, o comprarte un helado, o un paquete de palitos salados en el recreo.
Llenar un frasco con hormigas podía mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde.
Siempre había una forma de salvar a todos los amigos, y bastaba con un grito de “piedra libre para todos los compañeros”.
No era raro que tuvieras dos o tres “mejores amigos”.
“Es muy viejo…” y así te referías a cualquiera que tuviera mas de veinte años.
Siempre descubrías tus nuevas capacidades y habilidades a causa de un “¿a que no te animás?”…
No había nada que fuera mas lindo y prohibido que jugar con fuego, a pesar de que algún mayor te amenazara con que “el que juega con fuego a la noche se hace pis”.
“El último es cola de perro” era el grito que te hacía correr como un desaforado, hasta que sentías que el corazón te salía del cuerpo.
El Poliladron era sólo un juego para los recreos, y era mucho más divertido ser ladrón que policía.
Las bombitas de agua eran la más moderna, eficiente y poderosa arma que se había inventado.
La desilusión era haber sido elegido último para el equipo de tu escuela.
Venenosa se refería solo a un tipo de “mancha”, y no a ciertas alimañas o algunas personas.
Para viajar desde la tierra al cielo, sólo tenías que jugar “rayuela”.
La red de una cancha de tenis tenía la altura perfecta para jugar un partido de voley y las reglas… no importaban demasiado.
“Verdad / Consecuencia”….si eras nena siempre elegías el color amarillo, ya que sólo te preguntaban si era verdad que te gustaba… en cambio si eras varón, siempre e indefectiblemente elegías el color rojo… y ahí nomás pedías un beso… en la boca.
Los hermanos mayores eran el peor de los tormentos pero también eran los más celosos, fieles y feroces protectores.
Haber llevado un arma a la escuela significaba que te habían atrapado con una onda de rulero.
Nunca faltaban los huevos de chocolate y golosinas que traía el conejo de Pascuas, ni el billete nuevo debajo de la almohada que te dejaba “el ratón Pérez”… todo a cambio de tus dientes de leche.
Guerra… sólo significaba arrojarse trozos de tiza y bollos de papel durante las horas libres… la guerra era algo que había sucedido antes de que naciéramos y que nunca volvería a suceder.
Los helados, por supuesto, constituían el grupo de los alimentos básicos y esenciales.
Tu bici se transformaba en una poderosa moto sólo con colocarle un cartón duro, o una chapita o una bombita de agua inflada entre los rayos de la rueda… Si tu bici tenia el asiento banana… bue… eras el capo máximo de la cuadra.
Cambiar figuritas en el patio del colegio… si eras de los más chicos siempre aparecía uno de los grandes y te decía que te daba un toco de figuritas por una tuya… Claro, lo que vos no sabías era que esa que tenías en la mano era la más difícil del álbum.
Las situaciones… raras las llamábamos “afilar”, “atracar”, “bailar, cheek to cheek”, “chapar”, “contigo pan y cebolla”, “corto con”, “ir a más alto”, “franelear”, “fulana/señorita”, “fulana gusta de”, “fulano habla con”, “largaste o te largo?”, “me arreglé con”, “pirovar”, “te vino?”, “eso”, “vos te dejás?”.
Si ustedes pueden recordar la mayoría de estas cosas entonces significa que realmente han estado vivos…. que han tenido una infancia feliz y que el niño que todos tenemos adentro todavía sigue vivo.
Por lo menos yo….. me acuerdo de todo eso.
A todos nos viene bien tener siempre en mente esos tiempos en que todo era distinto.
Preservemos siempre ese pedacito nuestro en el que todavía somos niños, porque es el que nos hace relacionarnos entre nosotros y con la vida de una forma más pura y más honesta.
Ésto se lo dedicamos a cualquiera de nuestros amigos… que necesita un pequeño descanso en su agitada y estresada vida de adulto… Y que el último grite: “¡¡PIEDRA LIBRE PARA TODOS LOS COMPAÑEROS!!”
Así… nos salvamos todos.
Mario Pergolini